miércoles, enero 13

Creer para Ver

La ecuación común es Ver para Creer: muéstrame algo para poder creen en ello. Vida, muéstrame que es posible para mi la salud, que es posible para mi una relación de pareja en armonía, que es posible para mi el disfrute, etc. y pasamos mucho de nuestro tiempo esperando esas respuestas que vienen de fuera que nos confirmen que hay un camino seguro por el cual transitar, así que ya podemos sentarnos a esperar dichas confirmaciones porque pueden tardar demasiado.
Pero, si revisamos en nuestra historia, estoy segura que todos tendremos al menos una experiencia en que la ecuación se invirtió: no había nada allá afuera que te dijera que ibas a pasar y superar aquel desafío pero, dentro de ti no había duda, aún cuando no sabías como se resolvería tu asunto, tenías la seguridad que todo estaría bien y así fue. Creíste y luego viste.
¿Cuál fue ahí la fuerza motora?
Tu certeza, la fuerza de creer.
Entonces ¿porqué hay cosas en nuestra vida que aparecen y que no queremos en ella?, porque también creemos en ellas. Creer no solo lo aplicamos a las cosas que deseamos disfrutar sino también a aquellas que tememos. Y somos muy buenos para enfocar esa fuerza en aquello que no queremos a través del miedo. La misma energía pero aplicada en aquellas cosas que no deseamos ver manifestadas en nuestra realidad es precisamente la que les da vida y las pone en nuestro camino.
Centrarse en los aspectos equilibrados que deseamos estar disfrutando y sentirlos con la certeza de que ya están hechos, no es jugar a contar historias, sino crearlas. Es importante al hacerlo evitar enfocarse en la ausencia de aquello que queremos y en las emociones desequilibradas que provoca.
Cristina Galván