domingo, septiembre 30

La lección de la araña



Hace unas semanas descubrí una pequeña araña en una de las parras que están en el jardín, como yo no tengo conflicto con eso, ya que creo que las diferentes formas de vida en el planeta podemos coexistir en armonía respetando nuestros espacios, simplemente me dedico a observarla cada vez que puedo.


Su telaraña es una perfecta obra de ingeniería, sumamente resistente considerando sus dimensiones. Incluso ha soportado un par de hojas secas del fresno que llegaron ahí en una ocasión en que hizo aire.


Creo que en esencia la araña nos reserva un par de lecciones en su naturaleza, la primera de ellas es la paciencia. Una vez que ha terminado de crear su tela, la araña espera inmóvil a que un insecto quede atrapado en ella y cuando esto sucede, (lo cual puede tardar muchas horas), va hacia él y lo envuelve dándole vuelta sobre su eje hasta que queda totalmente envuelto.

Nosotros ganaríamos mucho si tuviéramos esa paciencia y perseverancia. Piensa en esto: una araña no se pasaría el tiempo viendo el reloj para saber cuánto tiempo ha pasado desde que empezó un proyecto y cuánto pasará al momento de que rinda frutos, por otra parte el ser humano sabría hacer su trabajo, armonizarse con el mismo y permitir que el Universo realice la parte que le corresponde. Es como la cocinera que prepara la mezcla para un pastel y la mete al horno, cuando tiene la paciencia de darle su tiempo, sabrá en que momento es oportuno sacarlo, pero si no lo hace así, entonces estará abriendo el horno una y otra vez para ver si aquello está listo, dejando escapar el calor y retardando el proceso de cocción.


Hace unos días descubrí que la telaraña no estaba, pero encontré a una araña muy comprometida con su trabajo de creación de una nueva red, iba de aquí para allá brincando de un punto a otro poniendo sus hilos hasta que la telaraña estuvo completa. Aquí está la siguiente lección: ¿cómo es la actitud de las personas cuando las cosas no son como las planearon? frecuentemente surje el enojo, la frustración y la molestia. Cuando tu le quitas a una araña su hogar, no se enoja, ni sufre, solamente se dedica a crear uno nuevo. Vive su momento y se compromote con él. Si nosotros logramos esa actitud, evitaremos mucho sufrimiento ya que desapegándonos del pasado y comprometiéndonos con el presente es como enfocamos nuestra energía en el aquí y el ahora, haciéndola mucho mas productiva.

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