
domingo, septiembre 30
La lección de la araña

jueves, septiembre 27
Gimnasia cerebral & Deterioro intelectual

Si hay algo que nos distingue a los seres humanos es, sin duda, el hecho de que contamos con amplio desarrollo en nuestra inteligencia, memoria y capacidad de raciocinio, y gracias a ello hemos sido capaces de modificar nuestro entorno, organizar complejas sociedades y crear innumerables manifestaciones culturales, artísticas o tecnológicas.
Empero, estas facultades mentales no están libres de amenaza y es sabido que pueden sufrir deterioro considerable debido a enfermedades como el mal de Alzheimer (pérdida de memoria y alteraciones en la conducta y el pensamiento que impiden la realización de actividades diarias) o demencia vascular (muerte o infarto del tejido neuronal por interrupción en el suministro de nutrientes, sea por ruptura o taponamiento de las vías sanguíneas), pero también porque hacemos poco por ejercitarlas debidamente.
Por fortuna, la Medicina ha descubierto varios recursos que ayudan a contrarrestar esta situación y que se encuentran al alcance de todos. La gimnasia cerebral es uno de ellos y, “aunque tiene un nombre rimbombante, en realidad es algo muy sencillo, pues se refiere a una serie de y métodos que tienen la finalidad de mantener activo al cerebro. El motivo es simple: se ha demostrado que entre más se utilice este órgano, la posibilidad de que se presenten fallas en sus funciones disminuye”, indica el Dr. Carlos Cuevas García, jefe del servicio de Neurología del Hospital Regional No. 1, Gabriel Mancera, del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicado en la Ciudad de México.
En opinión del especialista, quien también se desempeña como neurólogo en el hospital Ángeles de Pedregal, también en el D. F., las investigaciones que se han realizado en distintos países para descubrir cuál es el perfil de los pacientes que padecen enfermedades que ocasionan deterioro de las facultades mentales (demencias), han encontrado que, por ejemplo, quienes cuentan con estudios universitarios o tienen actividad cerebral constante presenta mal de Alzheimer con menos frecuencia, o al menos tardan más en presentar síntomas.
Así, las conclusiones hasta el momento son claras e indican que “las funciones mentales que nos hacen distintos a otros seres vivos, como lenguaje, juicio, raciocinio, memoria, abstracción, concentración o capacidad de cálculo, pueden afectarse cuando no se utilizan, y precisamente son estas cualidades las que tratamos de estimular a través de la gimnasia cerebral”.
Vamos neurona, ponte en movimiento
Por principio de cuentas, el Dr. Cuevas García explica que el funcionamiento del cerebro se basa en la creación de “caminos” capaces de conducir señales eléctricas. “Para levantar una mano, pensar, pronunciar palabras y realizar cualquier actividad se necesita que las neuronas se conecten unas con otras (formen sinapsis) hasta establecer circuitos”.
Esta actividad es visible mediante una tomografía por emisión de positrones, método de medicina nuclear que permite visualizar la actividad celular. Para llevar a cabo esta observación, “se inyecta un radiomarcador (sustancia radiactiva que se une a los transmisores o sustancias con que se comunican las neuronas) y seguimos su desplazamiento gracias a un dispositivo especial (gammacámara). De este modo, cuando le pedimos a la persona que realice alguna actividad, como ver una fotografía, mover las manos o hablar, descubriremos en las imágenes del monitor cómo se van ‘iluminando’ distintas regiones del cerebro, que son los circuitos neuronales”.
El especialista detalla que en teoría empleamos sólo 10% del cerebro, en tanto que el otro 90% lo usamos muy poco. “Casi todas las personas realizan sus actividades con una sola mano (peinarse, escribir, marcar el teléfono, firmar) e ignoran a su otra extremidad. Un diestro se da cuenta fácilmente de que al escribir con la izquierda su capacidad es diferente, pues ha desarrollado lo que llamamos lateralidad, es decir, su actividad neuronal se centra en un hemisferio cerebral”.
De esta manera, lo que busca la gimnasia cerebral es poner en actividad aquellas partes del cerebro que normalmente no usamos, a fin de crear nuevas conexiones o sinapsis. “El objetivo es aprovechar una cualidad que conocemos desde hace tiempo: la plasticidad. Los pacientes que sufren un infarto cerebral suelen presentar como consecuencia una disfuncionalidad, entre ellas, dificultad para hablar o mover un brazo. Sin embargo, mediante rehabilitación es posible alcanzar un nivel de recuperación de hasta 70 u 80%, lo cual se debe a que las neuronas de la zona afectada mueren, pero su función es suplida por todas las que hay alrededor. Por ello decimos que el cerebro puede reinventarse”.
En resumen, el Dr. Carlos Cuevas comenta que “la realización de actividades que no hacemos comúnmente, como escribir con la mano que no es la dominante, es suficiente para estimular al cerebro. También lo es resolver crucigramas o “sopa de letra”, jugar ajedrez o cartas, aprender un idioma o leer el periódico en voz alta y comentarlo con alguien más. Todo esto se ve muy sencillo, pero es la base de la gimnasia cerebral”.
No sólo de ideas vive el cerebro
Aunque el neurólogo explica que las personas con 50 años o más son uno de los grupos más beneficiados por las técnicas para ejercitar la actividad neuronal, cualquier edad es buena para llevarlas a cabo. “Lo importante es que se recurra a todo lo que sea aprender y adquirir habilidades nuevas. Por ejemplo, médicos, abogados y quienes usan mucho el pensamiento lógico pueden recurrir a actividades artísticas, como pintar y declamar; en cambio, quienes se dedican a la música u otras disciplinas relacionadas con la sensibilidad, deben ejercitarse con labores matemáticas, sistematizadas y lógicas”.
Al preguntarle sobre las numerosas publicaciones que existen en el mercado sobre este tema, el Dr. Cuevas menciona que los sistemas que exponen son parecidos y, por lo general, confiables.
En este sentido, menciona que “Luz María Ibarra, quien es especialista en programación neurolingüística (estudio de los procesos mentales del individuo que proporciona herramientas ideales para optimizar sus capacidades), escribió un libro con un programa de trabajo muy esquemático, pero fácil de realizar, en el que se pide a la persona que cumpla con determinadas metas en cierto tiempo. Por ejemplo, se le sugiere que un día se peine con la mano que no es dominante, en otro que se lave los dientes, y así continúe paso a paso en su objetivo. Sin embargo, cabe destacar que la efectividad de éste método y de cualquier otro (puede encontrarse en una página de internet o ser sugerido por un médico) dependerá de la constancia del practicante”.
El Dr. Cuevas García agrega que existen otros recursos para mejorar la actividad neuronal, tales como estimular los sentidos (la piel es el órgano más perceptivo de todo el cuerpo) o practicar ejercicio de manera regular (mejora la coordinación de movimientos, el equilibrio y otras funciones).
Asimismo, el neurólogo recuerda que el buen desempeño de las facultades mentales también se relaciona con los hábitos de vida y no sólo con ejercicios de aprendizaje. “Las evidencias muestran que lo más prudente es llevar una vida ordenada, porque a fin de cuentas el cuerpo nos cobra todo aquello que hemos hecho mal. Quien se alimenta adecuadamente, hace ejercicio y no fuma ni toma alcohol, tiene mejor irrigación de sangre al cerebro, pero la gente con presión arterial elevada, obesidad o diabetes (altos niveles de azúcar en sangre) presentará daño en su sistema circulatorio y, por ende, su labor no va a ser tan fácil a pesar de la gimnasia cerebral”.
Finalmente, el especialista indica que la expectativa de vida en nuestros días es mayor que en generaciones anteriores, y ello es motivo suficiente para que la gente reflexione sobre la importancia de mantener una actividad cerebral constante que le permita gozar una vejez plena.
“Tenemos un problema de educación, ya que en otros países las personas de 70 u 80 años se mantienen activas, mientras que en México vemos a nuestros ancianos en casa, sentados, obesos, sólo esperando a ver qué pasa. La gimnasia cerebral es buena alternativa para que ellos estén mejor, e incluso para que la practiquen los adultos más jóvenes, pues aunque lleguen a pensar que no tiene caso que ejerciten sus redes neuronales, algún día lo van a necesitar, ya que un órgano que no se utiliza, se atrofia”, concluye el Dr. Cuevas García.
Cuando necesito algo, me lo pido a mí misma

GUARDIANA DE LA SABIDURÍA
-¿Cómo que si quieres...?
-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella.
-Ya se la ve a usted sabia, abuela.
-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: "Habla de mí", así que le voy a hablar de ella.
-Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la tierra es nuestra madre y el sol nuestro padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. "¿Cómo voy a ser propietario de la madre tierra?", decían.
-Enseñar al hombre a amar. Cuando aprendan, tendrán otra manera de comportarse con la mujer y con la madre tierra. Debemos ver nuestro cuerpo como sagrado y saber que el sexo es un acto sagrado, esa es la manera de que sea dulce y nos llene de senti-do. La vida llega a través de ese acto de amor. Si banalizas eso, ¿qué te queda? Devolverle el poder sagrado a la sexualidad cambia nuestra actitud ante la vida. Cuando la mente se une al corazón todo es posible. Yo quiero decirle algo a todo el mundo...-...-Que pueden usar el poder del gran espíritu en el momento que quieran. Cuando entiendes quién eres, tus pensamientos se hacen realidad. Yo, cuando necesito algo, me lo pido a mí misma. Y funciona.
-¿Desde cuándo lo sabe?
sábado, septiembre 1
El arte de Fluir

¿Alguna vez has observado el comportamiento del agua en un río? Cuando el agua fluye, está sana y va dando vida a su paso. Si el agua deja de fluir, se estanca, huele mal y deja de ser útil para consumo.
En la vida, el orden divino es fluir, moverse, crecer y dejar ir. Sin embargo el temor y la necesidad de tener algo que brinde seguridad, nos hace detenernos y entonces nos estancamos y enfermamos.
Conozco personas que están infelices en su trabajo, saben que el ciclo en ese lugar ha terminado y sin embargo continúan aferrándose a ese lugar por el miedo de no encontrar algo que les brinde el ingreso económico "asegurado" que tienen ahí. Olvidan que la fuente de toda prosperidad está dentro de ellas mismas y ese trabajo solo es una avenida de ingresos, pero que al percibirla como todo lo que tienen para vivir, le ceden su propio poder.
Los seres humanos nos aferramos a todo tipo de cosas y circunstancias:
- Nos aferramos a los hijos creyendo que nos pertenecen y dificultándoles tomar sus decisiones y seguir su camino, nos justificamos basados en nuestras propias experiencias de vida y creyendo que solo nosotros tenemos todas las respuestas para su vida.
- Nos aferramos a una pareja, poniendo nuestra felicidad en sus manos, olvidando que somos nosotros quienes decidimos momento a momento como sentirnos.
- Nos aferramos a permanecer en los lugares conocidos y a las personas conocidas porque tenemos miedo de crecer y de enfrentar circunstancias de vida diferentes que nos exijan usar nuestros recursos de maneras distintas a las que teníamos muy dominadas con anterioridad y perdemos oportunidades de mejorar.
- Nos aferramos a las viejas maneras de hacer las cosas y evitamos evolucionar y fluir con el ritmo de la vida.
Y la lista sigue, con todas aquellas cosas que creemos nos dan seguridad o estabilidad y que no son mas que ilusiones. Nos gusta controlar lo que hacemos, llevamos agendas escrupulosamente redactadas que no nos dejen tiempo a los imprevistos, que nos muestren lo que vamos a hacer cada momento de nuestra vida y sin embargo olvidamos que en nosotros existe todo lo que necesitamos para madurar.
En mi experiencia, ha sido en los momentos mas difíciles de mi vida y en los que he reconocido que no tengo el control de nada, cuando he vivido las experiencias de abandono mas genuinas. Han sido momentos en los que sin buscarlo de alguna forma, naturalmente me conecto con mi capacidad de abandonarme y pongo mi vida completa en manos de la Divinidad, diciendo "que se haga Tu Voluntad" y he descubierto que su Voluntad siempre es el Bien. Es tan liberador darse cuenta que no tengo que hacerlo todo yo, excepto permitirme ir al ritmo de la Vida misma y que no hay esquemas ni manuales de cómo es la vida perfecta desde el punto de vista de los demás, sino que yo soy la que diseño mi vida en base a mis elecciones y la mas grande elección que cada día puedo hacer es Fluir con la Vida.
El Poder Interior

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Creencias
