Tomado del libro
Tus zonas mágicas
de Wayne W. Dyer
editorial Grijalbo
Actúa como si aquello que percibes en tu mente estuviera ya aquí, en el mundo físico. Empieza por tratar tus pensamientos y visiones como mucho más que simples vagabundeos amorfos en tu mente. Tú creas tus pensamientos, tus pensamientos crean tus intenciones y tus intenciones crean tu realidad. Debes, en consecuencia, poner manos a la obra e iniciar la práctica de no hacer caso de tus dudas acerca de la importancia de tu mundo interior e inicar tambén la práctica de actuar como si las imágenes de tu deseo fueran ya tu realidad. Esto puede parecer un autoengaño, pero es el único modo que conozco para superar las limitaciones que crees tener.
Si deseas ser enérgico y te comportas con cansancio estás saboteando tu propia visión. Aún cuando te mires en el espejo y veas arrugas u otras pruebas de tu cansancio, debes ponerte a actuar como si tu visión de una persona enérgica se hubiera materializado ya. No permitas, en ninguna circunstancia , que una persona cansada penetre en tu cuerpo. Afirma la persona enérgica que deseas ser, la visión que tenes en tu mente, está ya aquí y ponla en práctica realzando alguna actividad elegida por ti. No se trata ya de un deseo, ese otro <
Este msmo principio es válido para el modo de tratar a los demás y ayudarlos a entrar en el reino de la realidad mágica. Trátalos como si los vieras siendo todo lo que pueden ser o een posesión de todo cuanto pueden tener. Un niño que oye que le dices: <
Cuando le coges el tranquillo empiezas a tratar a todo el mundo como si estuvieran ya expermentando sus propios milagros. Ves a tus padres ancianos, cuando se quejan, capaces de superar las limitaciones que ellos mismos se imponen. Los tratas como a personas capacitadas. Tratas a la persona enferma como si gozara de un buen estado de salud; te niega a actuar como si su estado fuera a empeorar. Y lo mismo haces con respecto a tu propia salud, tratándote a ti mismo como si estuvieras bien y no permitiendo que tu mente le haga sabotaje al cuerpo con la expectativa de la enfermedad y de la incapacidad. Aunque una pierna rota es una pierna rota, sólo es un impedimento en tu vida si decides verlo así. Si decides que no vas a quedarte inmovilizado por la fractura, que no vas a dedicarte a pensar en lo desgraciado que eres y que vas a hacer todo lo que podrías hacer si no huberas sufrido este accidente, ésta será tu realidad.
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