Nada me detendrá
Cynthia Kersey
Selector
Pam Lontos no tenía información ni experiencia y contaba con tanto sentido común para los negocios como cualquier estudiante joven. Con razón su historia es todo un éxito.
Solicitó puestos de trabajo donde no cumplía con los requisitos. Estableció metas irreales y las buscó de manera extraña. Una y otra vez apostó donde todo estaba en su contra. Sencillamente no conocía otra forma mejor.
Y no lo sabía porque otras personas controlaron gran parte de su vida. De niña, sus padres le advirtieron que se cuidara de cualquier tipo de riesgo. No podía ir a la playa porque "podría ahogarse", no podía ir de compras con sus amigas porque "era muy peligroso". Cuando se casó, su esposo la convenció de que desistiera de estudiar psicología, la carrera que adoraba, y que estudiara docencia, una profesión más segura, pero que a ella no le interesaba.
Después de tres frustrantes años, Pam abandonó la escuela y esperaba que el ser madre y ama de casa de tiempo completo le diera significado a su vida. En cambio, otra cosa la controlaba, su propia desesperación.
Sucede con millones de mujeres. Pam Lontos, madre de dos hijos, con una casa bonita y un marido exitoso pero emocionalmente distante, se sentía vacía e inútil. Sólo sobrevivía y sentía que no aportaba nada. Mientras más se concientizaba, más se deprimía.
Las personas manejan la depresión de formas muy diferentes. Algunas toman medicamentos. Otras recurren al alcohol o a las drogas. Pam se fue a la cama, y pasó allí la mayor pare de los siguientes cinco años. Se levantaba cada mañana, llevaba a los niños a la escuela, y luego regresaba al feliz estado del olvido durante el sueño.
A los treinta años, Pam dormía dieciocho horas al día y tenía diciséis kilos de más. No se tenía respeto, confianza en si misma, ni motivos para vivir. En sus escasas horas de vigilia, pensaba en el suicidio, pero nunca lo llevó a cabo. Era tal su depresión que sólo tenía una opción.
Si la vida era insoportable y no se podía matar, entonces la única opción era cambiar. -Toda la vida esperé que alguien lo hiciera por mí, pero nunca apareció el caballero montando un caballo blanco-. A pesar de lo intimidante que pareciera cambiar, Pam se comprometió a salir de ese agujero negro que había creado y a encontrarle un significado a la vida.
El primer paso de Pam de regreso al mundo fue inscribirse en un centro de acondicionamiento físico con la esperanza de recuperar su figura. Parecía un paso pequeño, pero en cuanto atravesó las puertas del gimnasio, entró a una nueva vida.
Jin, el dueño del lugar era una persona energética y positiva quien sintió que Pam necesitaba apoyo. El la alentó y le prometió que si se apegaba a ello, notaría los resultados. También le prestó cintas de audio motivacionales para inspirarla.Pam escuchó las cintas muchas veces.
Los temores de Pam se desvanecieron conforme lentamente bajaba de peso. meses después, Pam tuvo el suficiente valor de cuestionarse lo único que nunca se atrevió a apreguntar: ¿Qué quiero hacer? De adolescente, vendía zapatos para ayudar a su familia. Tal vez disfrutaría una carrera relacionada con las ventas. Y como experimentó grandes resultados en el centro de acondicionamiento físico y de hecho creía en éste, ¿porqué no empezar ahí? se preguntó.
A pesar de no tener experiencia o capacitación en ventas, le pidió a Jim trabajo en ventas de membresías. -Tú me diste las cintas y me motivaste a hacer algo con mi vida, ¡ahora tienes que contratarme!- lo desafó. Jim le dio trabajo, pero eso no fue todo; también compartió con ella su filosofía optimista y la estimuló a que superara sus temores. Cuando Pam le dijo que nunca había manejado al centro de la ciudad y que le daba miedo, Jim la llevó al carro, se sentó en el asiento del pasajero, le dio instrucciones e hizo que manejara al centro.
Su confianza creció tanto como sus ventas. En una semanas, Pam manejaba por toda la ciudad, superando en ventas a los demás vendedores. En un periodo de tiempo sorpresivamente corto, había logrado mucho. Su base fue la filosofía de Jim.- ¡No digas que no puedes hacer algo hasta intentarlo!-
El éxio de Pam ese año la preparó para un nuevo reto. había una nueva estación de radio en la ciudad. Convenció al gerente general de que la contratara para vender tiempo aire de publicidad bajo el entendido de que no recibiría sueldo y trabajaría por comisión.
Ella no sabía que lo más difícil de vender eran las estaciones nuevas ya que no tenían un auditorio establecido. No sabía que sólo debía venderle a empresas pequeñas porque las grandes exigían mayor auditorio. Como lo desconocía, llamó a compañías grandes y pequeñas y les vendió en base a la calidad y el poder adquisitivo del auditorio de la estación, en lugar del número de radioescuchas.
Pam tampoco sabía que enero siempre es un mal mes de ventas.Así que en enero se esforzó anto como en cualquier otro mes, mientras los demás vendedores se relajaban, esperando febrero. Ganó uno de los cheques por comisiones más altos jamás expedido para ventas en radio en Dallas. A partir de ese momento, Pam era la mayor generadora de ingresos, y vendía lo de seis vendedores.
La confianza de Pam creció y le dio fuerza para enfrentar sus problemas maritales. Después de varios intentos por solucionar las cosas, se separó de su marido.
La vida en la estación también tuvo sus altibajos. El promedio de audiencia de la estación casi era el más bajo del mercado. Pero Pam no sabía que en el negocio se acosumbraba abandonar el barco en épocas difíciles. Mientras todos a su alrededor renunciaban, ella solicitó el puesto vacante de gerente de ventas. Su jefe, demasiado sorprendido como para discutir, aceptó. ¡Acababa de ocupar el peor puesto posible y estaba emocionada!
En su primer junta de ventas, Pam escribió en el pizarrón su plan para el mes: $100,000. Todos se quedaron boquiabiertos. El promedio de ventas de Pam era de $35,000. al mes. Ella se imaginaba que los otros tres vendedores podrían hacer lo mismo. Después de la junta, el gerente general la llamó a su oficina y le explicó que el promedio de ventas mensual de la estación era de $42,000, sus $35,000 más $7,000 de los otros tres vendedores. Le dijo que establecer una meta de $100,000 era irreal.
Esa tarde, Pam pensó en bajar la mea a $50,000. pero de camino al trabajo el día siguiente, escuchó una de sus cintas motivacionales preferidas. Se comprometió a mantenerse en su meta "irreal" de $100,000. Cuando se reunió con su equipo esa mañana, les reiteró su confianza de que podrían hacerlo.
A las 4:30 p.m. del último día del mes, las ventas de su equipo fueron de $100.018. Em diciembre, las ventas subieron a $140,000. resmeses después, la cifra era de $180,000. En noviembre, el equipo de ventas de Pam estableció un récord de $272,000. Estos resulados sin precedente se dieron a pesar de que el auditorio de la estación no aumentó mucho.
Después de dosaños de trabajar como gerente de ventas, Pam ascendió a vicepresidente de ventas,a un paso del siguiente puesto lógico, la gerencia general. No sabía que normalmente se lleva un mínimo de cinco a diez años para llegar a ese puesto y nadie había ascendido a vicepresidente desde un puesto de gerente de ventas.- Que bueno que no sabía- dijo Pam - si no, seguiría de gerente de ventas-.
Después de cuatro exitosos años en la estación de radio, Pam renunció para empezar algo nuevo. Hoy en día, Pam Lonton es una reconocida oradora motivacional, autora y asesora de ventas y mercadotecnia, que inspira a los demás a hacer justo lo que ella hizo: creer en las posibilidades, no en las limitaciones.
Adoptó un lema que usa cuando alguien le dice que su objetivo es imposible:
"Míralos directo a los ojos y diles,
"No me digas que es imposible hasta que lo hayas hecho"
-PamLonton
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