por Cris Galván
Fue en un libro de Carlos Castaneda, en el que la figura de don Juan Matus, indio yaqui que le tomó a éste de aprendiz, me mostró la importancia de la muerte en mi vida. Él decía que la muerte siempre le acompañaba y eso lo hacía despojarse de su propia importancia, con lo cual quería decir que si las personas siempre nos creemos muy importantes, cualquier cosa que suceda diferente a nuestras expectativas, nos va a ofender y que en cambio si uno se ve a si mismo en la justa dimensión de lo que es, ni mas ni menos, estaremos abiertos a aceptarnos los unos a los otros sin juicios.
Todavía en ocasiones me levanto por las mañanas preguntándome de qué se trata la vida. ¿Te ha pasado?, yo veo a mi alrededor y descubro muchas personas que solo están repitiendo un programa: levantarse, alimentarse, trabajar, regresar a casa, alimentarse, dormir... ¿y todo eso para qué?, para vivir mejor, eso dicen. Solo cuando te conectas desde el corazón con cada actividad de tu día y con cada experiencia estás viviendo.
Antes yo tenía mucho miedo a la muerte, tal vez porque inconscientemente sabía que no estaba viviendo. Algo sucedió en mi que ahora ya puedo pensar en ese tránsito de mi vida sin angustia, y es que cuando cada día lo desarrollas abrazando la vida, no dejas pendientes para el mañana, porque te estás entregando en cuerpo y alma a lo que veniste a realizar a este Planeta.
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