La Diferencia está en nosotros
Ramón de la Peña Manrique
Hace tiempo asistí a una muy interesante reunión de planeación estratégica- mediante la cual pude definir el sueño futuro de una organización y la escalera para realizar ese sueño- del Instituto mexicano de Ingenieros Químicos.
La reunión fue dirigida por un experto en sesiones de planeación quien se etiquetó como el "facilitador" de la reunión - la persona que ayuda a que un grupo de personas tome decisiones-. Al mencionar su tarea mencionó que un buen facilitador debe ser como aquel camellero que ayudó a una familia a repartirse la herencia dejada por un papá árabe recién muerto.
Resulta que el papá dejó, como herencia, 17 camellos, que deberían repartirse entre sus tres hijos de la siguiente manera: el mayor heredaría la mitad de los camellos; el segundo, una tercera parte; y el más chico, una novena parte de los camellos.
Como podrá notar, estimado lector, diez y siete no es divisible entre dos, tres o nueve. Enfrentados con ese conflicto, los hijos decidieron pedir el consejo del sabio del pueblo, "el camellero", quien viendo el problema les dijo: les voy a prestar mi camello, así en total tendrán 18 camellos que repartirse. Así tú, Iman, como hijo mayor, recibirás 9 camellos que resulta de dividir 18 entre dos. Tú, Omar, como hijo segundo, recibirás 6 camellos que resulta de dividir 18 entre tres y Amin, como hijo pequeño, recibirás dos camellos que resulta de dividir 18 entre 9. Al levarse cada hijo los camellos que le tocaban, vieron con sorpresa que quedaba un camello -el que había prestado el camellero-. Al sumar sus camellos se dieron cuenta que sumaban 17 en total (9+6+2). Finalmente aplaudieron y felicitaron al "camellero" por su ingenio y creatividad para solucionarles el problema.
El trabajo del "camellero" en la historia anterior refleja y ejemplifica la actitud correcta que deberíamos de tener los que trabajamos en una organización o que interactuamos con un determinado grupo de personas- incluido en esto, desde luego, nuestra propia familia-, una actitud de facilitar que las cosas sucedan, que los problemas se resuelvan, que los sueños se realicen.
¿Es usted un facilitador o un estorbador? El estorbador es la persona que no sólo no presta su camello sino que además insiste en que no se puede solucionar el problema; critica al papá de los muchachos por el error que cometió en su testamento -qué puntadas del viejo, diría, a quién se le ocurre definir un testamento así.-; haría una editorial al respecto no sólo destacando el error del papá, sino también la injusta distribución de la riqueza habiendo tanta gente sin camellos y, claro, sin presentar ninguna solución al respecto.
¿Cuál es el modo natural de ser de los mexicanos?, ¿somos estorbadores o facilitadores? Desde luego es más fácil ser estorbador que facilitador. El estorbador solo critica, a todo se opone, generaliza lo malo. El facilitador no sólo critica, también propone soluciones; no se opone a todo, apoya mucho o actúa como fuerza impulsora en aquello en lo que cree, nunca generaliza lo malo y más bien propone e implanta soluciones para eliminar lo malo.
¿Cómo le gustaría ser usted? Mi mejor deseo es que decida ser un buen facilitador. Desde luego, lo primero es querer ser así -querer es poder, no se le olvide- y después prepararsse y actuar tomando en cuenta las recomendaciones de los expertos.
El presidente Roosevelt decía: "El mejor jefe es aquel que tiene el sentido común para elegir hombres y mujeres capaces para realizar el trabajo. Pero también tiene suficiente control de si mismo para no intervenir mientras lo están haciendo". Esto aplica también en nuestra tarea de ser padres: el mejor padre es aquel que tiene el sentido común para elegir las actividades y trabajos que su hijo debe realizar de acuerdo con su edad, pero también tiene el suficiente control de sí mismo para no intervenir mientras lo están haciendo. Cuántos de nosotros no terminamos armando el rompecabezas o el automóvil desarmado que le compramos de regalo de Navidad.
Puede seguir el camino recomendado por Ken Blanchard en su libro Gung-Ho, Trabajando Juntos. ¿Se acuerda del artículo que escribí hace tiempo, ayúdelos a ser mejores? El camino que recomienda Ken Blanchard implica promover en los colaboradores, en los hijos y en las personas que nos rodean, el gusto por lo que hacen; darles libertad para hacerlo teniendo como restricciones sólo una serie de metas y valores compartidos; y finalmente implica dar continuamente reconocimientos por lo que hacen bien y apoyo en lo que necesitan mejorar.
Estimado lector, inicie su proceso de cambio hoy, facilitando las cosas para salir de compras, para salir al campo, para salir a misa para ir al cine, para ir a visitar a la suegra.
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