miércoles, octubre 10

El genio creador. ¿Qué hace la diferencia?



Tomado del libro
Perfil de los genios
de Gene N. Landrum
editorial Edamex



¿Qué es lo que causa el empeño creador? ¿Es un rasgo o un talento inherente, como se cree por lo común? ¿Es más importante la herencia que el ambiente? Parecería que no, si se considera la hstoria de los grandes genios Edison, Picasso, Einstein y los trece individuos estudiados en esta obra. Freud expuso la hipótesis de que nos queda una impresión indeleble entre los cinco y los ocho años. Sin duda muchas de nuestras idiosincracias y rasgos de conducta se han formado debido a una impresión y condicionamiento esta temprana edad, pero las pruebas indican que esta personalidad infantil está hecha de masilla, no de hormigón.

Albert Einstein fue el genio científico reconocido de la era nuclear. Pablo Picasso, el pintor más reverenciado e idolatrado del siglo XX y Thomas Edison, el inventor más prolífico de la historia. El análisis comparativo de lo que los hacía latir, lo que les hacía ser tan increíblemente creadores e innovadores y de cómo realizaron esas hazañas prodigiosas de creación parece ser la metodología correcta para llegar al fondo de los factores críticos del genio creador. La similitud de experiencias y características de conducta es asombrosa en estos tres titanes de la creación. Además los trece visionarios contemporáneos de esta obra tienen características y experiencias de conducta sorprendentemente parecidas a las de los tres genios anteriores. Son un grupo dispar de individuos, no obstante lo cual tienen muchas similitudes y diferencias, las que a continuación se exponen y son objeto de especulación.

Las mudanzas tempranas crean la independencia
Es una ironía que mucho de los factores que parecen poder predecirse del empeño creador sean los patrones internos impresos por nuestras experiencias tempranas con el mundo externo. Las mudanzas físicas tempranas dejan una de estas impresiones. Fueron experimentadas por prácticamente todos los sujetos de esta obra. La unidad familiar por lo regular permanecía intacta en estos prodigios creadores, pero la familia en su conjunto experimentaba numerosos cambios hacia ambientes diferentes.
La familia Edison se mudó de Ohio a Michigan cuando Thomas tenía cuatro años y luego nuevamente a Ohio. Como adolescente vivió en Cincinatti, Detroit, Louisville, Nueva Orleáns, memphis y Boston. Picasso se mudó a de Málaga, España, a La Coruña alrededor de los seis años y luego a Barcelona a los quince. Einstein se mudó a la edad de un año de Ulm, Alemania, a a Munich y luego como adolescente a Milán, Italia. Vivió en Zurich, Suiza, desde los qunce años. Fue relegado a una casa de huéspedes de Munich durante una de esas mudanzas, lo cual fue una experiencia de juventud también para Ted Turner, Fred Smith, Arthur Jones, Marcel Bich y Tom Monaghan.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Que interesante esta característica de estos creadores, la de las mudanzas durante la infancia. Se me ocurren algunas interpretaciones, pero se me hace necesario buscar el libro que abordas.

De mientras intentaré aportar a este blog algo con una perspectiva psicoanalítica: La creación es un proceso que intenta dar trámite a una crisis, en términos de Didier Anzieu, en su libro el Cuerpo en la Obra. Según este autor, algo importante en la infancia de varios creadores, es cierta sobreestimulación por parte de la madre, por ejemplo, una prolongación del tiempo que el niño recibe pecho. Esto no debe ser tomado como receta para fabricar creadores, sin embargo, representa un aspecto importante de analizar.

Podría ser que el creador, busca durante sus trabajos, de forma inconsciente, una forma adulta y social de reencontrarse con eso que ha perdido de pequeño: esa "sobreestimulación", por decirlo de manera muy grosera y simplista; de reencontrarse con aquello que representaba esa sobreestimulación, y que ahora está representado por la forma particular en la que el creador se ha sumergido, la pintura, la escritura, la invención. Por supuesto que la busqueda no termina en tanto que no se reencuentra con aquello que ha perdido.